viernes, 17 de septiembre de 2010

Modelos de comunicación

Recuerdo que la diferencia principal entre el Modelo matemático informacional y el Modelo semiótico informacional estribaba en que el primero sólo se preocupaba de que la señal llegase al receptor correctamente sin importar la medida del ruido y los efectos que ésta pudiese tener en la interpretación del mensaje. El segundo modelo se preocupaba también por el contenido.
Teniendo esto en cuenta, me he percatado de que muchas personas ponen en cierto modo el primer modelo en práctica, quiero decir, que se preocupan de la expresión del receptor para saber que el mensaje se ha recibido, lo que les trae más sin cuidado es el sentido que el mensaje pueda tener para la otra persona, y es un fallo garrafal, créanme, sé de relaciones que duraron toda una vida y se truncaron de modo fatal por la des-medida de las palabras y la despreocupación por el ruido.
Es encontrarse en Desolation Rue y no hallar ni rastro de Bob.

miércoles, 17 de marzo de 2010

VIDA EXTREMA



VIDA EXTREMA

Cuando habitualmente invocamos la palabra “naturaleza” nuestra mente nos evoca maravillosas montañas nevadas, mares azules e infinitos, animales salvajes en una selva o en la sabana, cielos llenos de aves y otras imágenes que a veces observamos cuando salimos de nuestra gruta de asfalto o que las vemos en televisión; en otras ocasiones, si hemos tenido la gran fortuna de nacer en el campo y amarlo, como nuestro querido y añorado Miguel Delibes, nos lleva a pensar en humedales, suaves colinas de alisos o de alcornocales, en nuestros olivares y ríos; y en la fauna que se reúne en nuestro entorno más cercano: truchas, perdices, jabalíes, halcones, águilas, buitres.

Todas ellas son formas sofisticadas de vida. Juegan dentro de la pirámide trófica en la división más alta, en la más espectacular. Es la que percibimos más fácilmente,quizá porque han sido a lo largo de la evolución nuestro alimento y en ocasiones nuestros depredadores.

Pero la vida natural es mucho más amplia. Siempre me ha gustado percibir los detalles de esos seres no tan llamativos, a los que no prestamos nuestra atención, pero que está llena de absolutos supervivientes, seres que se ganan la vida con el batir de sus alas ó el fluir de su savia. ¿Habéis observado los jilgueros? ¿No os parecen tan listos como el Lazarillo de Tormes, hurtando a escondidas las pequeñas migajas que la vida pone a su disposición? Os habeis fijado que aún en las estructuras más desalmadamente artificiales de cemento y hormigón que invaden nuestro ecosistema urbano, siempre aparecen, al cabo del tiempo, algunos brotes verdes, unas pequeñas hojas ó tallos de algunas especies herbáceas que son capaces de enraizar en el más absoluto de los desiertos?
Hace unos días, la NASA ha descubierto a dos de estos seres aguerridos, diferentes, ocultos, admirables. A 200 metros bajo la capa de hielo de la Antártida, en la más absoluta oscuridad, donde no se esperaba encontrar más que unos pequeños microbios, se ha grabado la existencia del “Lyssianasid amphipod” una especie de gamba de unos 8 cm de longitud, y de otro ser parecido a una medusa de unos 30 cm. El que exista vida, en estas condiciones tan extremas, animan las teorías de los científicos sobre su existencia en nuestro entorno más cercano del espacio.

La mera presencia de estos seres, su capacidad de resistencia, su adaptación a las condiciones más extremas, me llenan de optimismo. Me invitan a pensar que no está todo perdido, que por muy mal que se ponga el planeta siempre saldremos adelante, seremos capaces de adaptarnos y sobrevivir.

Otra vez la naturaleza nos enseña el camino. Ellos son todo un símbolo de nuestro mundo que podemos extrapolar a nuestra sociedad. Hoy en día los depredadores son los que reinan en el mundo, que a su vez está repleto de supervivientes invisibles que a pesar de las crisis sobreviven, aunque sea en el abismo profundo de la pobreza, el analfabetismo, la represión.

Siempre vamos a salir adelante, se pongan como se pongan los tiburones.

Álvaro Serrano. Marzo 2010.

miércoles, 20 de enero de 2010

LA MÁQUINA DE DIOS








LA MÁQUINA DE DIOS

En estas últimas semanas asistimos a los primeros pasos del funcionamiento de la que algunos han llamado “La Máquina de Dios”. Se trata de un túnel de 27 km de largo, excavado entre 50 y 175 metros de profundidad y situado cerca de Ginebra en la sede de CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear), donde los científicos esperar recrear en miniatura las condiciones en las que se originó el universo. Allí se producen haces de millones de protones que giran a velocidades increíbles empujados por fuerzas electromagnéticas, para que choquen entre sí y produzcan un mini “big-bang”, el acontecimiento que según las teorías más avanzadas dio lugar al origen del Universo. Varios puntos de observación registrarán los fenómenos que se produzcan a nivel corpuscular y servirán para despejar incógnitas como la existencia real del “bosón de Higgs”, una partícula elemental teórica cuya existencia es simplemente una predicción del modelo estándar de la física de partículas. Más de 7.000 científicos han colaborado en 12 años de trabajo con un coste de 4.000 millones de €.

Todo este esfuerzo humano y tecnológico para intentar de nuevo crear las condiciones iniciales de la existencia del espacio-tiempo, y por tanto por extensión, con la creación de la vida.
Permitidme pues una reflexión sobre esta capacidad de los hombres: decíamos ayer que la ciencia sirve para objetivar la realidad natural, para poder medirla y comprenderla, y entender así el mundo que nos rodea. Pero la ambición humana persigue un objetivo último: lograr manipularla y modificarla. Cuando estas habilidades se vuelcan en la búsqueda del bienestar estamos ante el progreso de la civilización; cuando se orientan a la destrucción, sacamos el demonio que tenemos dentro para crear bombas atómicas.


Así pues hay una atracción en la condición humana por llegar a ser Dios, el benefactor o el castigador. El dilema que se nos plantea es que es mucho más fácil destruir que crear y el ser humano en general prefiere lo simple a lo complejo. Así que tenemos mucho más fácil ser demonios que ángeles.

Por eso la visión científica de aquellos que se plantean retos en la búsqueda del bien de la humanidad les da una categoría casi heroica, luchando muchas veces contra las dificultades de financiación que tienen sus proyectos ya que no se traducen en beneficios inmediatos sino que necesitan un tiempo para desarrollarse y el éxito no está garantizado. Hoy el CERN es un centro absolutamente reconocido y apoyado por fondos públicos de numerosos países. Ese prestigio se la ha ganado a pulso, pues allí nació de la mano de algunos físicos el germen de la “world wide web”, que hoy es la herramienta que está revolucionando el mundo. Por eso querido lector estamos en contacto hoy a través de la pantalla del ordenador y somos capaces de intercambiar a través de la red conocimientos y emociones.

Así que permíteme afirmar que la ciencia es, tanto en su elaboración como en su finalidad, un arte sublime.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Plutón

Desde pequeño me persigue una idea obsesiva cada vez que miro al cielo y veo las estrellas, si es que la polución de Madrid me lo permite: ¿existirán las estrellas que tengo ante mis ojos?

Teniendo en cuenta que la estrella más cercana al sistema solar es Alfa Centauri, que se encuentra a poco más de cuatro millones de años luz de la Tierra, pudiera ser que hace casi ese tiempo-pongamos tres millones de años-todas las estrellas podrían haberse extinguido, el universo estuviera en colapso y nosotros siguiéramos aquí sin enterarnos de nada, en nuestra pequeña aldea global sobreviviendo con nuestras glorias y soportando nuestras miserias. Aún así el ser humano seguiría viviendo miles y miles de años con la ilusión óptica de que el universo existe. Nos daría tiempo a producir millones de obras de arte y provocar miles de guerras antes de darnos de bruces con la nada.

Esto me lleva a reflexionar sobre si lo que vemos existe en realidad o se trata sólo de una ilusión óptica a la manera de Matrix. Para mí la realidad no existe, es sólo real nuestra percepción de las cosas y de los objetos, que está tamizada por nuestras creencias más íntimas.

Es por eso que la ciencia trata de objetivar nuestro entorno para encontrarle una explicación y un sentido a la vida. En este aspecto es igual que la religión, aunque en ésta última nada sea objetivable, pero no por ello menos real.

Es tan pequeña la capacidad de comprensión del ser humano, que somos capaces de descubrir que un planeta existe y luego concluir lo contrario, como le ocurrió al difunto planeta Plutón. Así apareció la noticia en los medios de comunicación, aunque la realidad es que fue recalificado por la Unión Astronómica Internacional (UAI) en el año 2006 desde la categoría de planeta a la de "planeta enano". Triste ocaso. Defenestrado por sus observadores, rodeado de sus satélites Caronte, Nix e Hidra, que ya eran enanos antes y a los que ahora se ha igualado en categoría. Por eso me cae simpático Plutón; para mí sigue siendotan real como los Reyes Magos, tan grande como Manolete ytan planeta como la Tierra.

Por cierto, uno de los mayores espectáculos que uno puede contemplar es el cielo estrellado en una noche clara y en un entorno atmosférico limpio como la cima de una montaña. El caos natural y universal es la máxima expresión de la belleza. Quizás sea por eso que la mente caótica de las personas creadoras produce arte. Pero esto será asunto de otro artículo...

Alvaro Serrano Sacristán